¿Notas que baja tu rendimiento cuando teletrabajas desde casa?
¿Se te hace difícil adaptarte al teletrabajo?
¿Echas de menos salir todos los días de casa?
¿Se te han alterado los horarios y las rutinas?
Mira este decálogo que te he preparado a ver qué cositas puedes aplicarte, ¡espero que te sirvan todas!
1 Marca un horario adaptado
Antes salías de casa a una hora y a la vuelta posiblemente ya trajeras los recados de calle hechos.
Ahora tienes que planificarte de una nueva forma para aprovechar ese tiempo que ya no empleas en desplazamiento pero sin que te falten los recados de calle.
Fija una hora para salir a esos recados y que te sirva también de descanso de media mañana o de última hora antes de cambiar de tarea.
Mantén tu horario de deporte, aunque también lo tengas que adaptar.
2 Establece nuevas rutinas
Ahora que vives más en casa, tu casa necesitará más mantenimiento que antes, por lo que debes dedicarle un espacio nuevo en tu agenda cada día.
Puedes empezar el día con un ratito para la casa : ventilar, camas, poner lavadora, pasar la mopa, recoger ropa tendida si hay, recoger cocina tras desayuno… y dejarla lista para empezar a preparar la comida cuando toque (pensar qué hay que comprar o sacar del congelador…).
Luego te pones a trabajar unas horas con pequeños descansos, que puedes aprovechar para limpiar el polvo, pasar la aspiradora… o simplemente tomarte una taza de café.
Luego continúas con el trabajo hasta la hora que hayas fijado ese día (por ejemplo, si tienes que empezar a cocinar a las 13h o a las 14h, o si tienes que salir a comprar a las 13:30h, o para salir a los recados que te toquen ese día).
Procura unificar las salidas de la compra a sólo un par semanales. Para ello, planifica las comidas de la semana y ajústate al plan.
3 Mantén limpia tu zona de trabajo
Hazte con un lugar de trabajo y mantenlo limpio antes y después de trabajar.
Si ya dispones de una habitación o una mesa propia donde trabajar desde casa, perfecto, ¡no tienes excusa para tenerla siempre limpia y recogida!
Pero si no es el caso, no desesperes. Puedes reservarte un lugar para que sea tuyo ciertas horas al día aunque el resto del día sea de uso común, como por ejemplo la mesa del comedor, o una mesa plegable en el dormitorio recién comprada para el efecto (¡nada de poner el ordenador sobre la cama!).
En estos casos, es conveniente que hagas un pequeño cambio en algún lugar de la casa (una estantería, el aparador, un armario…) para guardar tu trabajo diario (ordenador, documentos, carpetas, escritura…) de forma que cada día saques todo tu “arsenal” y lo vuelvas a recoger cuando acabes.
De esta forma, ni molestará por casa ni corres el riesgo de que se te traspapele algo importante.
Puedes guardar todas tus cosas en una caja grande y dejarla sobre el aparador, o vaciar un cajón para meter dentro todo lo tuyo. A lo mejor tienes que hacer sitio deshaciéndote de algo o llevándolo a guardar bajo la cama.
Sea el que sea el espacio que te reserves, que sea exclusivo, no guardes tus cosas junto a algo que ya había en ese lugar.
Es tu nuevo sitio de trabajo.
NUEVO.
Tanto si lo tienes que guardar todo en una caja como si tienes un despacho entero, recógelo todos los días cuando acabe tu horario de trabajo.
No lo dejes a medias “por si luego a la tarde puedo sacar 5 minutitos…”
Si luego a la tarde sacas 5 minutitos, sólo te costará 30 segundos abrir el ordenador o sacar tus cosas.
4 Respeta tu horario de trabajo
Está muy bien que aproveches los huecos de tiempo disponibles, pero no cometas el error de robarle tiempo a tu familia o a tu tiempo libre.
Una cosa es “Esta tarde de 17:30h a 18h puedo escribir el informe, mientras los niños juegan abajo” y otra muy diferente es “cuando los niños bajen a jugar me pongo a hacer el informe… ¡ahí va! ¡¿Ya son las ocho?!”.
A lo mejor tienes que sacar horas donde antes no las tenías, por ejemplo de 22h a 23h o de 6h a 7h.
No pasa nada si es lo que necesitas. A lo mejor a esa hora rindes más o mejor que en las horas centrales del día.
Sea lo que sea, respeta tu horario.
En ambos sentidos: ni cosas de casa en horas de trabajo ni trabajo en horas de descanso.
Estarás respetando tu trabajo y te estarás respetando a ti.
5 Marca tus objetivos diarios
Ayer sacaste 6 horas de trabajo. Hoy dispones de 5, pero mañana tendrás 7.
Sé realista con tus objetivos.
Lo que no consigas hoy tendrás que conseguirlo mañana, así que no te llenes la semana al completo, deja huecos para imprevistos o para elongaciones inesperadas.
A veces el teletrabajo ahorra mucho tiempo pero otras veces, según qué tareas sean, son más dilatadas.
Observa tu ritmo, tus horas de máxima productividad y de menos, y busca el equilibrio entre lo que necesitas dar y lo que puedes dar. Poco a poco irás ajustándote y mejorarás tu rendimiento.
6 Haz que cada día te guste trabajar desde casa
Que sea una nueva rutina bonita y agradable, no un lastre.
Que no te cueste montarte tu oficina, o trabajar en un lugar frío y sombrío en tu casa.
Haz que ese rato sea agradable a la vista, acércate una planta o un cuadro o lámina que te guste (aunque luego lo guardes con tus cosas de trabajo).
Y que estés cómoda, calentita o fresquita según el clima. Nada de “aquí mismo, da igual”…
Ah, y muy importante: vístete siempre con ropa de trabajo. Ropa cómoda, pero no en pijama ni con “cualquier cosa vieja”.
7 Una cosa cada vez, pero bien hecha
Como me decía siempre mi padre: “Céntrate en lo que estás haciendo. Si lo haces, hazlo bien.”
Si un día no consigues concentrarte o no das pie con bola y no te está cundiendo nada la mañana, puedes aprovechar la flexibilidad que te da el teletrabajo para permutar las horas y aprovechar esa mañana “distraída” para hacer tareas de casa y cambiarlas por las de mañana, o las de la tarde o la noche.
Es decir, si ahora no estoy pudiendo sacar trabajo, voy a planchar y a fregar los baños y a pasar la aspiradora y así mañana saco una hora más de trabajo y pasado otra hora (porque obviamente mañana no haré otras cosas, emplearé las horas de “otras cosas” en el trabajo que hoy no estoy haciendo).
8 Reserva tiempo a la semana, dentro de tu horario laboral, para ese “café con los compañeros”
Ahora ya no lo tienes a diario, pero lo puedes tener a la semana.
Reserva media horita a la semana durante tu tiempo de trabajo (en tus descansos, pero no en las horas de casa o familia, sino en los descansos de trabajo) que puede ser media hora seguida para hablar con alguna amiga o dos ratitos de 15 minutos para charlar con algún/os compañeros.
Pero no para resolver algo del trabajo, sino para ese “coffe-break” del que ahora no dispones de forma presencial.
Si no puedes quedar en la calle porque no te da tiempo a desplazarte, hazlo online.
Pero resérvalo.
9 Si tu horario de trabajo ha terminado, tu horario de teléfono también
A ver, no soy yo quién para decirte cómo tienes que llevar tu trabajo… No sé a qué te dedicas, pero si esa llamada de trabajo que te está entrando la atiendes, estarás trabajando, empezarás a trabajar en el momento en el que la descuelgues.
Piensa si es eso lo que quieres (que no todo el mundo puede no coger las llamadas, ya lo sé, por eso digo que lo pienses).
¿Tu trabajo tiene un horario de atención al público/clientes? Respétalo.
10 Cuida tu vista
Seguramente ya lo habrás notado. Al estar menos tiempo en la calle los ojos se relajan menos con la visión a larga distancia.
Cuida de no pasar mucho tiempo seguido delante de la pantalla.
Levántate cada 20 minutos del ordenador aunque sea para ir a beber un vaso de agua frente a la ventana. Aunque no lo necesites, aunque tengas tu botellita junto a tu portátil.
Beber agua nunca está de más y mirar por la ventana relaja la vista. Será sólo un momento, no te distraerá de tu trabajo pero sí relajará tu vista.
Y ya si haces un par de respiraciones profundas con los ojos cerrados es que te ganas el diploma de super power.
Pásate por aquí en un par de semanas y me cuentas cómo te ha ido, ¿vale? ¡Estaré encantada de leerte!
Un abrazo,
Virginia
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