G-JTT1K8EZHV

Uf, cuando leí esta frase pensé “Pero… ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?” 

Pues sí que tiene, y mucho.

En nuestra zona de confort no hay aprendizaje, no hay evolución, y, por tanto, no hay resultados nuevos. Es más de lo mismo, sin esfuerzos, sin novedad, sin evolución.

El que algo quiere, algo le cuesta, ¿no? Pues ese es el momento en el que salimos de nuestra zona de confort.

La zona de confort no es algo rígido que nos atrapa de por vida, es un estado en el que entramos y salimos contínuamente. 

A veces se centra sólo en uno de los aspectos de nuestra vida, a veces en varios, a veces en todos, a veces en ninguno.

Pero si somos conscientes de que existe y nos preguntamos si estamos dentro, podremos salir y evolucionar más rápido.

Por ejemplo, como padres/madres es muy difícil que permanezcamos en la zona de confort porque estamos contínuamente aprendiendo, ya que evolucionamos como padres a medida que evolucionan nuestros hijos.

Cuando tenemos un hobby, por ejemplo, coser, y le hemos cogido el tranquillo y lo hacemos como “coser y cantar” 😄 ahí ya no hay aprendizaje, pero sí lo habrá cada vez que aprendamos una nueva técnica. Hasta que la dominemos, estaremos fuera de nuestra zona de confort.

En el trabajo, cada vez que tenemos que aprender una nueva tarea estamos saliendo de nuestra zona de confort, pero a veces este aprendizaje dura un día nada más y volvemos a hacer nuestras actividades de forma automática. 

Otras veces ni de lejos vemos nuestra zona de confort porque cada día es un reto, nunca hay dos días iguales y el esfuerzo es diario y contínuo.

¿Dónde estás tú ahora?

¡Cuéntame!

Un abrazo,

Virginia